Los recintos parroquiales son típicos de los burgos bretones en los siglos XV al XVII, y reúnen en un espacio cerrado un osario, un calvario ornamentado con personajes, una capilla y una puerta triunfal.
El Calvario es uno de los más monumentales de Bretaña. Fue construido en 1555 a la entrada del recinto parroquial. Muestra diferentes escenas de la vida de Jesús, desde la Anunciación hasta la Resurrección, llenas de personajes con detalles sorprendentes, como los vestidos bretones del S.XVI, sobre un enorme pedestal de puerta triunfal.
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