1519. Un palacio surge en el corazón de las tierras pantanosas de Sologne. Francisco I, muy joven rey, ordena su construcción. El castillo de Chambord no está diseñado para ser una residencia permanente, Francisco I solo pasa aquí unas semanas. Es una obra arquitectónica monumental que al rey le gusta mostrar a los soberanos y embajadores, como símbolo de su poder, grabado en la piedra. El plano del castillo y sus decoraciones fueron diseñados alrededor de un eje central: la famosa escalera de doble hélice, inspirada por Leonardo da Vinci, espiral ascendente que conduce a las numerosas chimeneas y capiteles esculpidos, a partir de las terrazas.
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